Las personas con esta afección experimentan, entre otros síntomas hambre constante, dolor de cabeza, mareos, depresión, ansiedad, irritabilidad, sudoración, taquicardia, episodios de llanto, conducta asocial, confusión mental, desmayos, convulsiones, nerviosismo, preocupaciones constantes, desesperación por comer dulces, impotencia, pesadillas, chillidos en los oídos, oleadas de calor, ataques de rabia, etc.
El organismo humano necesita glucosa para su normal funcionamiento. Es ella la que nos dá energía para todas nuestras actividades.
Debemos cambiar nuestra dieta y estilo de vida hay que poner el páncreas a descansar y la mejor y única manera es iniciarse en una dieta integral libre de los elementos que rompen el equilibrio metabólico de nuestro organismo.
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